Cuando me pongo a pensar… cosa que hace buen tiempo no lo hacía, mas que para reprocharme las constantes “equivocaciones” y “conflictos con personas a las que quiero”… retomando, pensaba en el “por qué” de las cosas, de los problemas, de mis ideas, de las repetidas metidas de pata y decepciones que tengo (aclarando que decepciones no solo las “amorosas”, qué feo suena esa palabra, recordaré no usarla mucho). Recuerdo que antes lo hacía mucho, creo que al extremo de quedarme sentado en el filo de mi cama sin hacer nada ni moverme mas que para ver si mi madre se acercaba a reñirme por no hacer nada más que estar sentado en mi cama en una sola posición (improductivo). Recuerdo que me preguntaba hasta por lo mínimo que podía observar en ese momento, el aire que respiraba, mi situación en el colegio, mis amigos, mis destrezas físicas, mis primeros síntomas de “enamoramiento” (aunque ese no pasaba de ser un problemilla de caer bien a las chicas o tener más amigas que tus demás compañeros, cosa en la que me iba más que bien, extraño eso) y también recuerdo muy bien que me sentía seriamente preocupado y fastidiado pro la situación del país, nuestra cultura y demás temas sociales que podía escuchar y leía por algún sitio. Exageradamente podía ser un síntoma de esos que tienen los teenager o jóvenes, llámese como quiera, pero andaba algo deprimido por esos días (creo que nunca tan conflictivo como ahora) desganado, y solía escribir algunas cosas, mucho menos que ahora, en ese tiempo me bastaba con pensarlas y juntarme con gente que escribiera, que sea medio loca o por lo menos lo pareciese (jajaja pido disculpas a todas aquellas personas que en ese entonces frecuentaba). Una persona de muy temprana edad suele juntar un grupo de amigos para hacer lo que más les gusta, competir por imponer su idea e imitar las actitudes de los demás.
Regresando un poco al tema de el “pensar” si ahora no he querido pensar mucho sobre las cosas que hago, simplemente las circunstancias me llevaron a lo que ahora hago, y así están siguiendo su curso sin gran pompa ni alabanza, sin que, a veces, mueva un dedo. Lo digo porque es lo que pienso las pocas veces que lo hago. Estos últimos meses han sido de lo peor y si cuando empezaba a pensar en ese futuro que siempre llevamos definido casi estrictamente “por nuestro propio bien” vencía la parte más fuerte en mi ser, la de los sentimientos…
-Me defino un poco: en mi he podido definir dos partes que se dividen sistemáticamente y que encuentran en un conflicto infinito (es la misma de todos). Primero está esa parte pensante, calculadora, fría que ve todo por arriba del hombro y hace solo las cosas que lo favorecen sin medir consecuencias, algo muy positivo para mi supervivencia. La segunda parte es la “sentimental”, esa que cubre la mayor parte del día mi ser, esa que te pregunta “hola, cómo estas”, la que hace malos chistes y se baja al grado de pedir disculpas, dar el brazo a torcer o hablar primero sobre lo que siento (esa ultima descripción la hice con mi lado altivo)-
Esos sentimientos han marcado momentos de mi vida, y creo que los marcan en toda persona, está de más nombrarlos. En mi caso el último gran sentimiento que he venido experimentando me ha llevado por un sinnúmero de acciones que en mi vida pensé que haría. Desechar esa primera parte mía, y dejar que dominara lo que sentía trajo sus consecuencias, unas malas otras buenas. Lo bueno fue darme cuenta de lo que siento, lo otro a ¿Cuánto puedo hacer sufrir a una persona?... Eso no lo se, lo que se es que yo pasé por algo que nunca podré olvidar y que fue lo que me hizo cambiar mis conceptos y disposición a esa persona.
No me interesa seguir ahondando sobre esto que siento ahora, solamente seguir explicándome el ¿por qué? No pensar.
Cuando piensas en lo que estas por hacer puedes no atreverte a decir lo que realmente estas pensando y soltar un sin número de sentimientos negativos y hechos con los que esconder tus verdaderos sentimientos, muchas veces para no verlos volar por el aire sin un receptor. –Hasta es difícil seguir escribiendo-. A veces uno debe atreverse, arriesgar, en mi caso no tengo nada “nadita” que perder, pero ese no es el problema, el problema es decidirse y hacerlo.
Desde chicos nuestra sociedad nos exige salir bien, no hacer “roches”, no perder las oportunidades haciendo el ridículo. Con la práctica uno sabe que por esas cosas aprendes. Yo saqué muchas cosas de las veces en las que me he equivocado, pero hay un aspecto de mi vida que es el que me remuerde la conciencia es por la que no puedo seguir mi vida “normal” allí es donde mi parte ¿sentimental? entra a tallar.
Entonces cómo poder atreverme a hacer algo que quiero (lo que me libraría de todos estos sentimientos para poder seguir, sin restricciones ni elementos distractores en mi mente, todos esos sueños y proyectos que tengo) sin la presión del perder o no ser oportuno al momento de decirlo.
Sin dudas muchos días y meses me durará esto, pero que lo voy a hacer es un hecho. En la vida aprendes a recibir golpes que luego esperas recibir otra vez…
Queda entonces el motivo por la que, creo, muchas personas viven en constante disputa, todo aquello que lo rodea y que le da un motivo por el que pensar, pro el que seguir, por el que luchar, y darse los ánimos para poder hacerlo, sin importar a caerse… siempre uno se puede levantar.
Regresando un poco al tema de el “pensar” si ahora no he querido pensar mucho sobre las cosas que hago, simplemente las circunstancias me llevaron a lo que ahora hago, y así están siguiendo su curso sin gran pompa ni alabanza, sin que, a veces, mueva un dedo. Lo digo porque es lo que pienso las pocas veces que lo hago. Estos últimos meses han sido de lo peor y si cuando empezaba a pensar en ese futuro que siempre llevamos definido casi estrictamente “por nuestro propio bien” vencía la parte más fuerte en mi ser, la de los sentimientos…
-Me defino un poco: en mi he podido definir dos partes que se dividen sistemáticamente y que encuentran en un conflicto infinito (es la misma de todos). Primero está esa parte pensante, calculadora, fría que ve todo por arriba del hombro y hace solo las cosas que lo favorecen sin medir consecuencias, algo muy positivo para mi supervivencia. La segunda parte es la “sentimental”, esa que cubre la mayor parte del día mi ser, esa que te pregunta “hola, cómo estas”, la que hace malos chistes y se baja al grado de pedir disculpas, dar el brazo a torcer o hablar primero sobre lo que siento (esa ultima descripción la hice con mi lado altivo)-
Esos sentimientos han marcado momentos de mi vida, y creo que los marcan en toda persona, está de más nombrarlos. En mi caso el último gran sentimiento que he venido experimentando me ha llevado por un sinnúmero de acciones que en mi vida pensé que haría. Desechar esa primera parte mía, y dejar que dominara lo que sentía trajo sus consecuencias, unas malas otras buenas. Lo bueno fue darme cuenta de lo que siento, lo otro a ¿Cuánto puedo hacer sufrir a una persona?... Eso no lo se, lo que se es que yo pasé por algo que nunca podré olvidar y que fue lo que me hizo cambiar mis conceptos y disposición a esa persona.
No me interesa seguir ahondando sobre esto que siento ahora, solamente seguir explicándome el ¿por qué? No pensar.
Cuando piensas en lo que estas por hacer puedes no atreverte a decir lo que realmente estas pensando y soltar un sin número de sentimientos negativos y hechos con los que esconder tus verdaderos sentimientos, muchas veces para no verlos volar por el aire sin un receptor. –Hasta es difícil seguir escribiendo-. A veces uno debe atreverse, arriesgar, en mi caso no tengo nada “nadita” que perder, pero ese no es el problema, el problema es decidirse y hacerlo.
Desde chicos nuestra sociedad nos exige salir bien, no hacer “roches”, no perder las oportunidades haciendo el ridículo. Con la práctica uno sabe que por esas cosas aprendes. Yo saqué muchas cosas de las veces en las que me he equivocado, pero hay un aspecto de mi vida que es el que me remuerde la conciencia es por la que no puedo seguir mi vida “normal” allí es donde mi parte ¿sentimental? entra a tallar.
Entonces cómo poder atreverme a hacer algo que quiero (lo que me libraría de todos estos sentimientos para poder seguir, sin restricciones ni elementos distractores en mi mente, todos esos sueños y proyectos que tengo) sin la presión del perder o no ser oportuno al momento de decirlo.
Sin dudas muchos días y meses me durará esto, pero que lo voy a hacer es un hecho. En la vida aprendes a recibir golpes que luego esperas recibir otra vez…
Queda entonces el motivo por la que, creo, muchas personas viven en constante disputa, todo aquello que lo rodea y que le da un motivo por el que pensar, pro el que seguir, por el que luchar, y darse los ánimos para poder hacerlo, sin importar a caerse… siempre uno se puede levantar.